Esta película de Yórgos Lanthimos presenta un universo de poder femenino que invierte el patriarcado, en el que los varones, si no prescindibles, resultan reemplazables.
Los parlamentarios y cortesanos se muestran con una apariencia vulnerable, aparatosamente maquillados y peinados, tratando de convencer o seducir a alguna de las protagonistas que aparecen con la cara lavada y el gesto áspero.
La favorita invierte el orden de las cosas y los hombres pasan a ocupar el papel secundario que históricamente se atribuye a las mujeres, evoca los sueños y las pesadillas del mundo pos-Me Too.
La inversión del patriarcado, el sueño de muchas mujeres de verse ellas en el lugar privilegiado de los hombres, termina tornándose en pesadilla.
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