Ana tuvo que darse de baja cuando llevaba 11 años como interina en el
Ayuntamiento de Calpe (Alicante): “Tenía un estado de ansiedad
insostenible”. Su marido, condenado dos veces por violencia de género,
una en 2012 y otra en 2016, tenía alguna relación laboral con ella. “Así
que mi situación personal se mezclaba a veces con el trabajo”,
puntualiza.
Se recogían un total de 2.723 contratos de interinidad
para sustituir a trabajadoras que se apartan de su empleo por culpa de
la violencia de género. La cifra es casi el doble que en 2013, que se
contaron 1.554. Estos datos se ofrecieron
con ocasión del día contra la violencia de género. La secretaria nacional de Igualdad del sindicato,
asegura que esto es solo “la punta del iceberg”: “Todos los días al
menos una mujer tiene que dejar de trabajar por culpa de la violencia de
género”, y algunas no se contabilizan, como es el caso de Ana.
Otro ángulo de este problema que también queda fuera de las
estadísticas, son aquellas mujeres a las que se despide en
cuanto el empleador vislumbra problemas, por ejemplo absentismo, antes
de que ella haya acreditado su condición de víctima. “A veces las quitan
de en medio y a veces, directamente, se quitan ellas”.

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