María Luisa Berzosa González, de 75 años, directora de la federación Fe y Alegría, que se encarga de la educación de los más desfavorecidos y la inclusión social, fue la única religiosa que participó en esta asamblea y criticó la invisibilidad femenina en la Iglesia.
Por lo que el Papa ha abierto por primera vez a las mujeres la puerta del Sínodo. En total, ha nombrado a seis personas que ayudarán al secretario del Sínodo, de las cuales cuatro son mujeres.
El Sínodo es una estructura creada en 1965 y está formada por líderes de la Iglesia procedentes de todo el mundo, que se encargan de examinar diferentes asuntos que afectan a todo el catolicismo.
La última vez que se reunió el sínodo de los obispos fue en octubre, para debatir sobre los jóvenes y el discernimiento vocacional, pese a que unas pocas mujeres participaron, su presencia fue marginal (solo el 10% de los integrantes) y ninguna tuvo derecho a voto sobre el documento final. La próxima reunión tendrá lugar en octubre de este año y girará en torno a la evangelización y protección del Amazonas y de sus poblaciones indígenas.
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