Poco importa que muchos legionarios tengan hasta el último centímetro de su piel cubierto de tinta, como se puede apreciar cuando desfilan en Semana Santa. La norma solo se aplica a los aspirantes, no a los que ya están en el Ejército, y los criterios no son los mismos para hombres que para mujeres.
Según le confesó el presidente del tribunal, los varones podían llevar las piernas tatuadas del tobillo a las ingles sin problema, ya que se las cubren con los pantalones.
De nada valieron las protestas de Estela, el presidente del Tribunal insistió: “Tu superior te puede obligar a llevar falda aunque tú no quieras” y le reconoció que “la superficie de piel libre de tatuajes exigible a una mujer es muy superior a la de un hombre”.
“Me gustaría comprender qué utilidad tiene obligar a una militar a llevar falda y tacones, más allá de mantener la imagen de mujer-objeto y dejar nuestras capacidades y competencias subordinadas al físico”, se lamenta Estela.


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